La monarquía constitucional, por oposición a la monarquía absoluta, es una forma de gobierno, en el cual existe separación de poderes, donde el monarca ostenta el poder ejecutivo nombrando al gobierno, mientras que el poder legislativo, lo ejerce una asamblea o parlamento, habitualmente electo por los ciudadanos.
La monarquía constitucional es una forma de gobierno monárquico o sea, ejercido por un rey en el que existe una separación de poderes y por lo tanto el rey comparte el poder político con otras instituciones, como un parlamento y un tribunal de justicia. Generalmente, en este tipo de monarquías, el rey se encuentra a cargo del poder ejecutivo, aunque también es común que ejerza la jefatura del Estado en un sentido puramente ceremonial o representativo.
La ciencia política distingue entre monarquía constitucional y monarquía parlamentaria. En las monarquías constitucionales, el rey conserva el poder ejecutivo. En cambio, en las monarquías parlamentarias, el poder ejecutivo proviene del legislativo, el cual es elegido por los ciudadanos, siendo el monarca una figura esencialmente simbólica.
Aunque las actuales monarquías son en su mayoría parlamentarias, históricamente no siempre ha sido así. Muchas de las monarquías han coexistido con constituciones fascistas como en Italia desde 1861, una monarquía constitucional regida por el Estatuto Albertino de 1848, pero que a partir de 1922 convivió con el régimen dictatorial de Benito Mussolini o Japón (la constitución japonesa de 1889 atribuía amplios poderes militares y políticos al emperador), o con dictaduras de gobierno militar como en Tailandia, en 2007.
La monarquía constitucional más antigua que se remonta a la antigüedad fue la de los hititas. Eran un antiguo pueblo de Anatolia que vivió durante la Edad de Bronce cuyo rey tenía que compartir su autoridad con una asamblea, llamada el Panku, que era el equivalente a una asamblea deliberativa o una legislatura actual. Los miembros del Panku procedían de familias nobles dispersas que trabajaban como representantes de sus súbditos en un panorama de tipo federal adjunto o subalterno.
La monarquía constitucional fue un paso intermedio o evolucionado ante la aparición de las primeras repúblicas modernas como Estados Unidos y Francia especialmente en el siglo xix. Se pretendía pasar de monarquías absolutas, máximas representantes del Antiguo Régimen, a monarquías parlamentarias con un poder limitado.
La Constitución de 1791 estableció en Francia una monarquía constitucional. La autoridad real quedó supeditada a la de la ley. Confirmó la separación de poderes, el poder legislativo correspondía a una asamblea unicameral de 745 miembros elegida por dos años e indisoluble. El Rey Luis XVI quedó encargado del poder ejecutivo nombrando y revocando libremente a sus ministros, no tenía el poder de legislar ni poder financiero, no podía disolver la asamblea, pero tenía derecho a veto suspensivo, durante cuatro años, a las leyes que juzgara injustas o inconvenientes.
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